Ruta por los Valles Pasiegos de Cantabria en coche

Cantabria es aire, vida, naturaleza, infinitos paisajes verdes, y sobre todo, belleza. Todo esto se me vino a la cabeza cuando, en el aeropuerto minutos antes de coger el avión, me enteré que nuestro destino era Santander. Era mi regalo sorpresa de cumpleaños, y no tenía ni idea de adonde íbamos. Desde pequeño había escuchado maravillas de esta provincia y una de las cosas que se me vino a la cabeza fue una ruta por los Valles Pasiegos de Cantabria.

Como fue un regalo, no teníamos nada preparado. Lo único que teníamos claro era que queríamos alquilar un coche para poder conocer lo máximo de Cantabria y también de Asturias, a la que le dedicamos un día haciendo una ruta desde Santander hasta los Lagos de Covadonga.

El día que llegamos lo dedicamos a ver el Barrio de la Magdalena, donde estaba el hotel y por la noche preparamos varios recorridos para hacer durante los días que estuvimos por tierras cántabras.

¿Qué vamos a ver en este post?

Ruta por los Valles Pasiegos de Cantabria

La primera que hicimos fue la ruta por los Valles Pasiegos de Cantabria en coche. Siempre habíamos oido hablar muy bien de toda esta zona y nos picaba mucho la curiosidad. 

Es una ruta corta y muy cómoda, y más que un recorrido para visitar grandes pueblos y ciudades, está pensada para disfrutar de la naturaleza, los pequeños pueblos que componen esta región y los paisajes de esta maravillosa comunidad.

Nosotros comenzamos el recorrido desde Santander, donde teníamos el hotel, y lo terminamos también en la capital cántabra.

Fue una ruta circular en la que pasamos por Villacarriedo, Selaya, Llera, Vega de Pas y Puente Viesgo. Pero si con algo me quedo de esta ruta, es de sus paisajes.

Villacarriedo, entrada a los Valles Pasiegos

La primera parada de nuestra ruta por los Valles Pasiegos fue Villacarriedo, puerta de entrada a los Valles Pasiegos. Desde aquí ya se puede ver que para los habitantes de la zona, la naturaleza forma parte de sus vidas cotidianas y todos los campos y senderos están perfectamente cuidados. Los paisajes no podían ser más bonitos.

Aparcamos justo a la entrada del pueblo, frente al Bar La Bombilla y dimos un paseo. El simple hecho de respirar aire puro y pasear rodeado de naturaleza merece la pena.

Las casas de piedra con los balcones de madera nos llamaron mucho la atención, ya que no estamos acostumbrados a ver este tipo de fachadas tan típicas de esta zona del norte de España. Además, las tienen muy bien cuidadas y decoradas con flores. 

Villacarriedo, Valles pasiegos, Cantabria
Villacarriedo, Valles pasiegos, Cantabria

Andando por la Avenida de los Escolapios llegamos hasta el palacio de Soñares, de estilo barroco, construido en el siglo XVIII y que actualmente funciona como hotel y restaurante. Y el colegio de los Escolapios, justo alado del palacio.

Villacarriedo, Valles pasiegos, Cantabria
Villacarriedo, Valles pasiegos, Cantabria

Como he dicho desde el principio, si algo tiene esta ruta son los maravillosos paisajes que nos fuimos encontrando a lo largo de todo el día. Según caminábamos por Villacarriedo, nos íbamos encontrando con estampas preciosas y aprovechamos las vistas para hacernos unas fotos rodeados de tanto prado verde.

Villacarriedo, Valles pasiegos, Cantabria

Selaya y Llera, parada obligada para ir a Casa el Macho

El siguiente punto en la ruta por los Valles Pasiegos de Cantabria está tan cerca que si os gusta andar y no tenéis prisa, se puede hacer andando y disfrutar de la naturaleza.

A tan solo 3 minutos en coche se encuentran Selaya y Llera. Aunque a simple vista parezcan un solo pueblo, son dos pequeños pueblecitos muy pegados el uno al otro.

Si algo nos gusta cuando viajamos es conocer y pasear por pueblos así, pequeños y coquetos.

Pero esta parada no fue casual, ni mucho menos. Íbamos buscando los sobaos pasiegos de Casa el Macho. Seguro que os suenan ¿verdad? Habíamos oido hablar muchas veces de estos sobaos y no podíamos irnos de Cantabria sin probarlos, así que paramos a comprar sobaos y quesadas pasiegas.

Selaya, Valles pasiegos, Cantabria

Puede sonar a tópico, pero nunca antes habíamos probado un sobao tan bueno, ni lo hemos vuelto a probar. Bueno, mentira. Si que hemos vuelto a probar varios sobaos tan buenos como estos. Cada vez que algún conocido va a Cantabria le encargamos que nos traiga, e incluso un par de veces lo hemos pedido por su web, y es que no sé que tendrán o cómo los harán, que no tienen nada que ver con otros sobaos. Y lo mismo digo de las quesadas.

En todos los supermercados de Cantabria veréis sobaos de Casa el Macho, pero si pasáis por la tienda os recomendamos que paréis y lo compréis allí. Es una tienda pequeña y el fuerte olor a mantequilla casera inunda cada rincón del local. Una auténtica delicia para el olfato, el paladar y la vista.

¡Ojo! Esto no es ningún tipo de publicidad, ni mucho menos. Pero están tan bueno que merecen mucho la pena que los probéis.

Casa el Macho, Valles pasiegos, Cantabria

Compramos dos cajas de sobaos y una quesada pasiega y nos duró sin ningún problema hasta que volvimos a casa, y eso que lo compramos el primer día.

Vega de Pas, parada a mitad de camino para comer algo

A media hora de Selaya y después de pasar por una infinidad de llanuras verdes llegamos a Vega de Pas, pero antes, hicimos varias paradas para disfrutar de los paisajes.

Siempre habíamos escuchado que Cantabria era muy verde, pero nunca imaginábamos tanto. Cada dos minutos me veía en la obligación de soltar el pie del acelerador para ver los paisajes y en cuanto podíamos dejábamos el coche a un lado y nos bajábamos para sentarnos en cualquier prado a contemplar las vistas.

Valles pasiegos, Cantabria
Valles pasiegos, Cantabria

Nosotros tenemos la gran suerte de vivir en una zona con un clima increíble durante todo el año, y tener muy cerca la Serranía de Ronda, donde hay también unos paisajes muy bonitos, pero es un clima más seco y menos lluviosos y eso hace que los paisajes no tengan ese verde tan llamativo como los de Cantabria, donde las montañas parecen alfombras verdes.

Valles pasiegos, Cantabria

Cualquier prado verde o casita de piedra nos llamaba la atención y teníamos que sacar las cámaras. 

Valles pasiegos, Cantabria
Valles pasiegos, Cantabria

Se acercaba la hora de la comida y el cuerpo nos pedía combustible para seguir la marcha, así que buscamos un lugar para almorzar.

Al pasar por la plaza del pueblo, vimos un restaurante con muchos coches en la puerta, así que aparcamos el coche junto al Ayuntamiento y nos empapamos de la verdadera comida cántabra.

Vega de Pas, Valles pasiegos, Cantabria

El restaurante se llama Restaurante Casa Frutos y comimos de maravilla. Pedimos un menú para cada uno, pero yo creo que se equivocaron y nos pusieron comida para cuatro o cinco. Eso si, no quedó nada. Estaba todo buenísimo.

CONSEJO:

Por el norte de España es muy habitual que los restaurantes sirvan menús del día en el almuerzo. Son menús con un plato principal, un segundo, un postre y una bebida. El precio varía de un lugar a otro, pero suele costar entre 12 y 15€ y traen muchísima cantidad. Pero cuidado, no pidáis un menú para compartir, ya que sino os cobrarán cada plato por separado y es mucho más caro.

Puente Viesgo, fin a la ruta

Con el estómago lleno, pusimos rumbo a la última parada en nuestra ruta por los Valles Pasiegos, Puente Viesgo.

A diferencia de los anteriores, Puente Viesgo es más grande y tiene varios puntos de interés turístico, como el conjunto de cavernas prehistóricas, formadas por un total de cuatro cuevas conocidas como El castillo, Las monedas Las Chimeneas y La Pasiega. En estas cuevas se pueden apreciar pinturas de arte paleolítico y es un gran reclamo para los amantes de la historia. A mi me encanta la historia y sobre todo el paleolítico y neolítico, pero ya era tarde y no teníamos tiempo para pararnos. Pero unos días después me quité el gusanillo en las cuevas de Altamira de Santillana del Mar, de las que ya os hablaremos en otro post.

Puente Viesgo, Valles pasiegos, Cantabria

Por otro lado está el balneario, en el cual se usan aguas medicinales del manantial para sus tratamientos. Y es tal su fama, que incluso los jugadores de la Selección Española  de futbol se han concentrado varias veces en el balneario.

Nos habría encantado poder ir y relajarnos, pero cuando preparamos la maleta para el viaje no teníamos previsto usar el bañador y no echamos ninguno en la maleta, así que nos conformamos con visitar el pueblo y hacernos unas fotos en este precioso puente que cruza el río Pas.

Puente Viesgo, Valles pasiegos, Cantabria
Puente Viesgo, Valles pasiegos, Cantabria

Playa del Sardinero y Faro de Cabo Mayor (extra)

Podríamos haber incluido más paradas en la ruta, pero salimos muy tarde esperando el coche de alquiler, así que preferimos volver a Santander y pasear por la playa del Sardinero y subir al faro de Cabo Mayor.

Aparcamos el coche en la Avenida Manuel Garcia Lago y dimos un paseo por la playa del Sardinero. Era mediados de octubre y hacía bastante frío, pero la playa estaba preciosa.

Playa del Sardinero, Santander, Cantabria

Quién pillará esa playa en pleno veranos para darse un chapuzón.

Playa del Sardinero, Santander, Cantabria
Playa del Sardinero, Santander, Cantabria

Muy cerca de la Playa del Sardineros hay dos miradores: el de Cabo mayor y el de Cabo menor. Nosotros solo subimos al de Cabo mayor, pero imagino que las vistas serán muy parecidas.

Se puede subir con el coche y aparcar justo abajo del faro. Y creo que si lo llegamos a planear no nos sale tan bien. Al poco tiempo de llegar comenzó a anochecer y nos regaló unas postales preciosas.

Faro de Cabo Mayor, Santander, Cantabria

Aquí aprovechamos las vistas para probar los sobaos pasiegos que compramos al principio del día.

Las vistas desde aquí son una maravilla. Si visitáis Santander tenéis que subir a uno de los dos miradores, casi de manera obligatoria. A nosotros nos pilló anocheciendo y fue una auténtica postal.

Faro de Cabo Mayor, Santander, Cantabria
Faro de Cabo Mayor, Santander, Cantabria
Faro de Cabo Mayor, Santander, Cantabria

Puede ser cuestión de gustos, pero a nosotros personalmente nos gustó más la zona del Palacio de la Magdalena (que lo visitamos el primer día) y la playa del Sardinero, que el casco histórico de la ciudad.

Nos gustó tanto las vistas y la tranquilidad que se respiraba sobre los acantilados de Cabo Mayor que se nos hizo completamente de noche, así que desde allí fuimos directos a cenar y al hotel para preparar la ruta para el siguiente día.

Ahora os toca a vosotros hacer la ruta y añadirle más paradas y dejarnos un comentario para la próxima vez que subamos por Cantabria.

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